martes, 9 de agosto de 2016

Esa cosa verde

Este cómic lo dibujé con esfero y acuarelas entre clases. Y ya que el blog también debe ser alimentado con memorias, les comparto parte de mi rutina diaria: llegar a estudiar.
El lugar donde estudio queda en el sur de Bogotá, en la Av  NQS con 19. Un sector industrial y nada turístico, donde no suele llamar la atención nada a casi nadie. Hace un mes me topé con este edificio, y desde entonces me obsesiona tanto que siempre procuro llegar más temprano solo para tener tiempo de observarlo.
A mi por lo general me gustan los edificios antiguos, viejos, con historia. Esta mole es inmensa, su construcción es nueva (3 meses) y pertenece a la empresa de acueducto de Bogotá. Tiene todas las características que yo necesitaría para no interesarme por él. Sin embargo hay algo en su estructura que llama mucho mi atención; y es quizás el que tenga tantas salidas, huecos, pasillos y escaleras. Yo no sé nada de arquitectura, excepto por algunos conceptos de historia del arte, por lo que no puedo juzgar el propósito de su diseño desde la ingeniería. Este edificio no es historia, aún; y no es arte en el sentido académico de la palabra. Más sí para mí, porque despierta mi curiosidad y mi fascinación.
Hice un ejercicio ocioso: girar las distintas fotos que le he tomado para comprobar que en cualquier posición este edificio tendría sentido, pero siempre sería diferente. Tal vez es eso lo que tanto encanto me produce, saber que algo tan frío como el concreto podría ser siempre y de muchas formas. Punto para las cosas.
Muero ya por ver dibujo arquitectónico, porque así será en algún momento de la carrera. Tal vez cuando aprenda descubra cosas nuevas en él, tal vez allí entienda sus formas, su función espacial, su diseño y la razón del mismo. Tal vez incluso puede que pierda el encanto. Ya que desde mi ignorancia lo juzgo por lo que me hace sentir más no por lo que en realidad es. 
De todas formas qué bello poder crear algo que mueva mentes, así sea para nada más que para que a una persona le guste ver caer el sol cada tarde detrás de esa cosa verde tan rara e intrigante como la ciudad en la que sucede, y tan nueva como los cambios.