Mi primer recuerdo futbolero fue a lo grande. Un 19 de Junio del 90, el jugador 19 se inmoló con un balón que recibió después de un toque toque precioso previo entre varios jugadores de la selección Colombia y de un pase de clase filtrado entre líneas alemanas por Valderrama; quien con el borde interno derecho de su bota, acomodó aquel pase gol. Ese 19 era Rincón, quien después de un píque micrero llegó al balón, arrastrándolo un par de zancadas y definiendo de caño entre las piernas del arquero alemán.
Era el mundial de Italia 90 y yo solo entendía que me gustaba lo que acababa de ver, la jugada previa a un gol de caño de mi jugador favorito (El 8 del América de Cali). No tenía muy claro que era nuestra clasificación a octavos de final, ni que le habíamos empatado al reciente campeón del mundo en el icónico Giuseppe Meazza de Milán. Todos esos datos me interesarían años más tarde y me servirían para nada realmente, para hablar con gente a la que le gusta el fútbol y para dibujar por primera vez mi primer gol, desde la memoria.
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